Blanca vivía con su abuela en una granja llena de animales. Los sábados por la mañana, lo que más le gustaba hacer era ordeñar a la vaca Paca. Usaba su banqueta preferida. Una banqueta de madera que servía para todo. Se subía encima para alcanzar las galletas de chocolate que su abuela escondía en el armario más alto, dejaba su ropa preparada cuando se duchaba y sobre ella jugaba a las casitas.
Un día, una anciana pasó por la granja pidiendo limosna. Blanca le dio un tazón de leche recién ordeñada. Agradecida, la mujer le dijo que si pedía un deseo aquella noche, se cumpliría. Blanca, antes de acostarse, se sentó en su banqueta y deseó que aquélla fuera una banqueta voladora. Al instante, la banqueta de madera se elevó del suelo y Blanca salió por la ventana de su habitación.
Y desde entonces Blanca voló cada noche donde quiso.
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