02 diciembre 2014

Agenda Diciembre 2014

Para los que queráis escuchar historias en diciembre o participar en un taller de lectura creativa, os dejo fechas:


6 diciembre 

21 h. Sala del Jardí Botanic de Valencia (C/ Quart, 80) 

Sesión de cuentos para adultos: Cicatrices

Duración: 60 minutos
Entrada libre hasta completar aforo

12 diciembre

17 h. Centro de Ocio Joven de Tarazona de la Mancha (Albacete)

Sesión de cuentos para jóvenes: Tierra, fuego, agua, aire

De 12 a 15 años
Duración: 50 minutos
Entrada libre hasta completar aforo

18.30 h. Centro de Ocio Joven de Tarazona de la Mancha (Albacete)

Sesión de cuentos para jóvenes: Historias de brujas

De 15 a 18 años
Duración: 50 minutos
Entrada libre hasta completar aforo

14 diciembre 

18 h. Centro de Psicología y Salud Chelo Díaz (Plaza Nalvillos, 1. Ávila)

Sesión de cuentos para adultos

Duración: 60 minutos

Reserva: 5€ con chupito
Mandar wassap a 636 00 99 04 (Chelo) 

20 diciembre 

De 12 a 13.30 h. Centro de Psicología y Salud Chelo Díaz (Plaza Nalvillos, 1. Ávila)

Taller de Lectura Creativa para niños y padres/madres/abuelas/tías...

Leemos con los ojos, con la nariz, con la boca, con las orejas, con las manos... En este taller se trata de un acercamiento a la lectura en voz alta y la expresión oral y escrita a través de ejercicios creativos prácticos y sencillos que permiten tanto a padres, abuelos e hijos conversar a través de la lectura. Un taller intergeneracional en el que utilizamos los libros como herramientas para hablar y expresarnos.

Duración: Una hora y media
Público: Familiar. Padres con hijos tienen prioridad pero se puede apuntar un adulto solo también.
Edad: mayores de 6 años. Que tengan destreza en lectoescritura.
Aforo máximo 20 personas (incluidos niños)

Reserva: 
15€ adulto y niño
18 € adulto y 2 niños
21 € adulto y 3 niños

Mandar wassap a 636 00 99 04 (Chelo) o al 617 71 61 12 (Patricia) antes del 19 de diciembre

01 noviembre 2014

Agenda noviembre 2014

Aquí os dejo los lugares a los que iré a contar en noviembre por si nos encontramos en alguno de ellos:


6 noviembre

18 h. Montijo (Badajoz) 

Montaje, inauguración y visita guiada de la exposición Entre Viñetas de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez dentro del Plan de Fomento de Lectura "Un libro es un amigo"

7 noviembre

21.30 h. Librería Colombre Esperanza de Triana, 27. Callejón Colombre. Local 10 Derecha 41010 Triana. Sevilla

Sesión de cuentos para adultos: Cicatrices
Aportación: 4€

8 noviembre

12 h. B.P.M Rafael Alberti. Mairena de Aljarafe (Sevilla)

Sesión de cuentos infantil: Cuentos embrujados
Mayores de 4 años
Duración: 50 minutos
Entrada libre hasta completar aforo

9 noviembre

18 h. Merendarte en Sala El Cachorro (Calle procurador, 19. Triana. Sevilla)

Sesión de cuentos infantil: Cuentos embrujados
Mayores de 4 años
Duración: 50 minutos

Entrada: espectáculo con merienda (7€) solo espectáculo (5€)
A las 17 es la merienda
Reservas en: 954 330 747



28 octubre 2014

Desde las alturas

Por la tele había visto a los paracaidistas del ejército tirarse de avionetas y hacer figuras en el aire. Solían ser hombres los que lo practicaban así que el paracaidismo le resultaría inaccesible como tantas otras cosas. Pero en aquel telediario dijeron que las mujeres podían incorporarse al servicio militar. Ella tendría unos ocho años. Y lo primero que se le pasó por la mente fue: podría ser paracaidista. Y sin pensarlo dos veces le dijo a su padre: "papá, yo de mayor quiero hacer la mili". Su padre la miró orgulloso, como si fuera ella el chico que nunca había tenido. Pero después de un minuto cayó en la cuenta de que era una niña y se rió: "¿De verdad, hija? A ver si te vas a volver un chico..." Y ahí se quedó la cosa. 

Con el pasar de los años, se hizo anti-militar, así que la idea del paracaídas quedó perdida en el olvido del que se hace mayor y abandona aquellos locos sueños infantiles tan imposibles como volver a ser pequeño. 

Sin embargo, un día conoció a alguien que se había tirado en paracaídas por el gusto de hacerlo, sin hacer carrera militar ni nada por el estilo. Así que se prometió regalárselo algún día.


El día llegó antes de lo que había pensado. Y allá que se fue a experimentar aquello de caer desde 4.000 metros de altura a 200 km/h. 

El momento se hizo esperar. Por lo menos media hora hasta que la llamaron. Se puso el mono, el arnés sin atar y las gafas al cuello. Le explicaron cómo tenía que hacer para dejarse caer. Subieron a la avioneta. El instructor amarró bien las correas del arnés y conforme subían le iba enseñando el altímetro.

1000 metros
Había otro instructor con otro chico que, igual que ella, iba a experimentar aquello por primera vez. El chico de la cámara, y tres chicos más que estaban aprendiendo a tirarse solos.
2.500 metros.
Ella miraba por la ventanilla. El cámara le decía tonterías y ella saludaba sin parar de hablar.
3.500 metros.
El instructor volvió a repasar las instrucciones, cómo tenía que girar la cabeza, apretó de nuevo los arneses, le puso las gafas...
4.000 metros. Se abrió la puerta de la avioneta.

Saluda el primero de los chicos que se iba a tirar solo y desaparece. Al segundo siguiente repite la misma operación la chica y finalmente el tercer chico. A ella la dejaron para la última. 

Su instructor se quedó sentado en el borde de la avioneta. Ella colgaba sin mirar hacia abajo. Saludó por última vez a la cámara, giró la cabeza hacia la derecha y se dejó caer.


La fuerza del aire parecía que la estaba sujetando. No había vértigo ni sensación de caída. Solo velocidad. Las gafas las tenía mal puestas, entraba algo de aire y le lloraban los ojos. La boca un poco abierta, dientes juntos y respiraba por la nariz. Era imposible mover los brazos hacia adelante, la fuerza del viento era brutal. El instructor le tocó dos veces el hombro. Ella se despidió del cámara. Se agarró de los tirantes y notó un tirón que la subía y frenaba. ¿Tan rápido estaba yendo?

"Mira la avioneta". Ella miró hacia arriba. Apenas se veía. ¿Tan lejos estaba? ¿Cuánto tiempo había pasado? El instructor le dejó los mandos del paracaídas... Un giro a la derecha y ahora hacia la izquierda... Aquello era volar como los pájaros. Ella gritó y el instructor gritó con ella.
"¿Ahora entiendes por qué los pájaros son libres? Somos libres como los pájaros" le dijo.


Después de varias vueltas por el aire tocaron tierra. Sensación de mareo y la barriga un poco revuelta. Su cuerpo seguía flotando y su cabeza también. Sonrisa en el rostro, relax en el cuerpo, la mente despejada de preocupaciones... Le duraría las tres horas del viaje de vuelta, o eso pensó ella. Porque después de semanas y de algunos meses, al recordarlo, revivía las mismas impresiones. Gracias a su memoria y al video que le grabaron.

29 septiembre 2014

Agenda octubre 2014

Para los que queráis saber por dónde voy a estar en octubre:

Sábado 11 octubre. Harlem Jazz Club (Barcelona). 20.30 h. "Cicatrices"


Un recorrido por la geografía humana y vital de las marcas propias o ajenas. Cicatrices de accidentes, de operaciones o tatuajes para cubrirlas. Algunas con puntos, otras que apenas se ven. Hay cicatrices que nos avergüenza enseñar y otras de las que alardeamos. Las utilizamos para ligar o para entablar conversación. Las hay en cualquier parte del cuerpo y todos tenemos por lo menos una: el ombligo. 

Dramaturgia oral y acompañamiento moral: José Campanari

Alguna historia está basada en la novela "Amores lunáticos" de Lorenzo Silva. Ed. Anaya, 2002

Miércoles 15 octubre. Biblioteca de Valdelacalzada (Badajoz)

19 h. Inauguración y visita guiada de la exposición "Lugares de la e-lectura" en el Plan de Fomento de Lectura "Un libro es un amigo" de la Diputación de Badajoz y la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. 

Jueves 16 octubre. Biblioteca de Zafra (Badajoz)

18 h. Inauguración y visita guiada de la exposición "Entre Viñetas" en el Plan de Fomento de Lectura "Un libro es un amigo" de la Diputación de Badajoz y la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. 

Jueves 23 octubre. Biblioteca de Esporles (Mallorca)

20.30 h. "Historias de la Sra. Rodríguez" Cuentos para adultos 

Sábado 25 octubre. Jardines de la Biblioteca de La Misericòrdia (Palma de Mallorca) 

11 h. "Un bosque de cuentos" para público familiar



10 septiembre 2014

Libros y escaleras

Desde hace mucho me gustan las escaleras. De pequeña las bajaba de dos en dos, de tres en tres, de cuatro en cuatro. Contaba escalones allá donde iba. Con el tiempo fui usuaria de escaleras, buenos lugares para sentarse y charlar, comer pipas, fumar. Sobre todo los escalones de la entrada a los portales. Cuando hacía calor, nos metíamos en el patio de las fincas y seguíamos charlando de nuestras cosas del cole, de los padres y hermanos pesados.

Pero las escaleras que más me gustaban eran las de caracol. Soñaba con tener una casa de dos pisos con escalera de caracol. Toda una aventura subirlas y bajarlas. Ya solo por eso merecían la pena las escaleras de caracol. Por eso y porque hasta el nombre me gustaba.

Mirador de Eiffel en La Ciudad Ducal de Las Navas del Marqués (Ávila)
Durante mucho tiempo, "Historia de una escalera" de Buero Vallejo, fue uno de mis diez libros preferidos y creo que en la actualidad lo sigue siendo.

Casualmente, cuando empecé a contar, uno de mis primeros cuentos fue "Instrucciones para subir una escalera hacia atrás" de Julio Cortázar. Esa historia me sigue fascinando y, a pesar de haber abandonado prácticamente el cuento literario de mi repertorio, cada tanto la sigo contando. 

Por aquel entonces participé en algunas intervenciones de calle con gente de teatro y casualmente yo utilizaba una escalera. No en vano empezaron a llamarme "Patricia escaleras". Ahí fue cuando fui consciente de la importancia que habían tenido las escaleras y escalones en mi infancia y adolescencia. Y sobre todo ahora, que vivo en un cuarto piso sin ascensor.


A parte de eso, también me gustaban los libros. Para ordenarlos, clasificarlos y también para leerlos, pero menos. Lo importante era organizarlos y explicar de qué iban a mi hermana pequeña para que le entraran ganas de leerlos. Así empecé a jugar a ser bibliotecaria y, sin saberlo, empecé a practicar en casa el fomento de la lectura. Fracasé estrepitosamente porque a mi hermana pequeña no le gusta leer pero sí escuchar. Así que a ella le contaba las historias que contenían los libros y otras que me inventaba para hacerla reír. Con mi prima y mis amigas sí que funcionaba lo de recomendar libros así que sigo haciendo ambas cosas: recomendar y contar. Lo de ordenarlos ya lo practico menos, pero en casa los tengo clasificados: novela, teatro, poesía, álbumes, libros de trabajo (fomento de la lectura, teatro, creación de historias, recopilaciones de cuentos, filosofía...)

Hace unos días que vi estas fotos en Pinterest. Y solo hace unos días entendí que tanto los libros como las escaleras, que en principio, pertenecen a dos universos totalmente distintos, que no tienen nada que ver unos con otras, cobran significado juntos en una biblioteca. Uno de los lugares que adoro y donde tengo la suerte de trabajar en un despacho abuhardillado al que se acede subiendo a pie veinte escalones.

Escalera de caracol de la vieja biblioteca de la Casa de Holanda 

Escalera de caracol de una biblioteca en Francia

04 septiembre 2014

Por el aire

Volar le permite tomar distancia, mirar con perspectiva. Darse cuenta de lo pequeño que es el mundo desde arriba. Descubre que hay térmicas de aire que elevan y otras que permiten el descenso. Se le taponan los oídos.

Lo que le gusta de volar es el ascenso. Correr a toda velocidad y de pronto los pies ya no pisan el suelo. Cosquilleo en el estómago. Y subir y subir. Baja la temperatura. Menos mal que se ha abrigado. El aire es suave y frío. Da vueltas sobre su eje para seguir subiendo. Sobrevuela el horizonte. Lo mira. Sonríe. Tiene el horizonte bajo sus pies. 

El aire la mece. No hay vértigo ni miedo. Sabe que no va a caer. El aire la sostiene.



Es la hora del descenso. Le cuesta encontrar la térmica que le permita tocar tierra. Pareciera como si el aire se resistiese a dejarla marchar, como si deseara alargar un poco más el juego de balanceos y volteretas. Ella lo agradece pero su cuerpo comienza a pedirle superficie firme donde apoyar sus pies. Y como si el aire la escuchase, le muestra el camino de descenso. La sorprende. Es más rápido de lo que esperaba.


Aterriza. Su cabeza le da vueltas. Tiene el estómago un poco revuelto. Espera un poco para ponerse en pie. Se desata el arnés. Recoge la tela del parapente. Le da las gracias a su instructor. Se dirige al coche. Arranca y comienza el camino de regreso a casa. Se siente ligera, ingrávida, relajada y un poco mareada. Sonríe. No para de sonreír. Mira fijamente hacia adelante. Sabe que esto lo tiene que contar: su primera borrachera de aire.