11 abril 2011

De vuelta

Después de unos días estivales en Palma, vuelvo a casa un poco más tostada, más caminada y contada que cuando me fui.

Alcúdia es un lugar precioso. Estuve en el centro histórico amurallado y en el que se encuentra la Fundació Biblioteca d'Alcúdia Can Torró, más conocida entre el gremio bibliotecario como la Biblioteca de Can Torró. El 23 de abril cumplirá 21 años de existencia. Lo celebramos la semana del Libro Infantil y Juvenil. Primero en el Puerto d'Alcúdia y después en la biblioteca del Centro.

Tuve unas estupendas anfitrionas que en todo momento facilitaron la tarea, ya que teníamos el tiempo muy justo entre una sesión y otra. Cuando los organizadores, organizan es un gusto. Un tanto de lo mismo ocurrió en Artà y en Esporles. Bibliotecas con bibliotecarias luchadoras que disfrutan de su trabajo. Como curiosidad, la biblioteca de Artà tiene una sala de consulta con una mesa camilla con brasero y todo. Me encantó.
Tampoco se puede uno perder Artà. No había estado en ninguno de mis numerosos viajes a la isla. Y he de decir que me impresionó el paisaje y el hecho de que hubiera un teatro municipal enorme y en uso. Me contaba María, la bibliotecaria, que el antiguo teatro se quemó y la gente del pueblo reclamó un nuevo teatro porque se habían acostumbrado a ir. Así que, tienen en el mismo recinto, un edificio para cine y teatro y otro edificio con la Biblioteca.
Esporles tiene nueva biblioteca, así que a pesar de haber estado contando el año pasado, todo fue nuevo otra vez. Aprovecharon una antigua fábrica y adecuaron el interior para biblioteca y otros servicios municipales. Lo más curioso de todo es que por una vez la bibliotecaria estaba implicada en el proyecto desde el principio y aun así, me contaba por lo bajini algunos gambazos. ¿Cuántos no hubieran habido si no llega a estar ella?

Y hasta aquí mi crónica mallorquina. Si queréis ver más fotos: éste es mi flickr. He puesto algunas más en la sección de fotos de este blog.

También hubo tiempo para pasear por las calles de la ciudad, visitar tiendas, comprar vestidos y abalorios, cenar fuera y conectarme a internet. De lo que no me dio tiempo es de tomar el sol, pero me conformé con sentir el aire cálido en la cara, que para una que vive en Ávila ya es mucho.

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