Me contaba hace algún tiempo el director del Museo Municipal de Alcalá la Real (Jaén) que en el Paleolítico se utilizaba en la Península Ibérica la honda como arma defensiva y para cazar. El proyectil consistía en una piedra o una pieza de plomo.
Los honderos se dedicaban, desde su nacimiento, al manejo y perfeccionamiento de la honda y los mejores estaban en las islas de Mallorca y Menorca. Eran mercenarios que generalmente cobraban por sus servicios en especies, sobre todo por cosas que escaseaban en las islas, como vino, aceite o mujeres.
Luchaban siempre en primera línea, separados por varios metros entre ellos como soldados de infantería y su función consistía en romper las defensas del enemigo.
Eran conocidos por todo el mediterráneo y partiparon con los fenicios en las gerras púnicas contra los griegos. Ellos fueron, los fenicios, los que cambiaron el nombre a las islas hasta entonces conocidas como Gimnesias. Pasaron a llamarlas Balearides y de ahí, Baleares, cuyo significado viene a ser algo parecido a "los maestros del lanzamiento".
Lanzada marcho a las islas, pero por si acaso, llevaré casco.
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