28 noviembre 2008

En tiempos de silencio

En este tiempo de ausencia, me he encontrado con un curso de teatro con la compañía de teatro Matarile (gracias Ana por tus consejos y tus reprimendas). Con Gustavo Martín Garzo con el que compartó palabras divinas y humanas; con el II festival de cuentos en Paiporta (Valencia), invitada por mi buen amigo y compañero de cuentos, Susu Benítez. También he tenido la oportunidad de coincidir con viejos y nuevos amigos en Bruselas y cómo no, para acompañar los viajes, con algunos libros.

Entre los libros encontrados, La gloria de los niños, de Luis Mateo Díez. En él me he transportado a los tiempos de posguerra en el que un niño, Pulgar, busca a sus hermanos después de que su padre se lo encomiende en el lecho de muerte. Su madre murió de un disparo en la calle y su casa fue destruida por un Obús. Desde lo ojos de un adulto vemos a un niño que ha de hacerse adulto antes de tiempo, por ser el mayor y por las circunstancias. Y a pesar del drama que pudiera perecer, Luis Mateo Díez no lo describe como tal. Es más bien un libro de aventuras en un paisaje lleno de desolación.

Poema en viñetas: novela gráfica de Dino Buzzatti. Escrito y dibujado en 1969, cuenta el mito de Orfeo y Eurídice en el que Orfeo es Orfi, un músico y Eurídice es Eura, su amada. Después de la muere de Eura, Orfi descenderá al mundo de los muertos para llevársela con él. En ese mundo donde no hay esperanza ni sueños.
Las ilustraciones son del propio Buzzatti en algunas de ellas han participado Dalí o Fellini. La historia recuerda al ambiente psicodélico, con chicas sexys, el mundo de la ensoñación con toques surrealistas muy propios de este polifacético autor.

Y para no perder mi adolescencia he vuelto a releer los capítulos de Esther y su mundo. ilustrados por Purita Campos. Y es que en noviembre me dio por la melancolía y el remember.

2 comentarios:

beizabel dijo...

Mucho tiempo sin pasar a leerte maja. En unos días nos encontramos con las manos en la masa, qué ganas!

Carla dijo...

¡A mí también me entra de vez en cuando la melancolía, y tengo la necesidad de leer Esther y su mundo!! Ay!! Los tengo en la casa de mis padres, en alguna parte!
Un abrazo!!!
Carla