El sábado por la mañana se celebró en Peñaranda un encuentro de lectores. Casi un centenar de personas pertenecientes a clubes de lectura de Extremadura se acercaron para conocer a los clubes de lectura de Peñaranda y otros de la Comarca. Un total de doscientas personas, vinieron a reunirse con dos autores: Gustavo Martín Garzo y Luis Mateo Díez, para charlar de literatura, de la vida, de la infancia... Todo un lujo de emociones que terminó con regalos, sorpresas y por supuesto una suculenta comida.
Y me quedo con una frase que decía Chesterton: "No hay nada más realista que los cuentos".
Con esa frase en mi cabeza me fui a Aranjuez para bucear por ese mundo de misterio, mentiras verosímiles y verdades a medias con José Campanari y los compañeros de 100% de cuento. En el laboratorio se experimenta para saber elegir. Probar sin pensar; contar, comer, decidir. ¿Carne o pescado?¿Fruta o yogur?¿Té o café? ¿Salgo o me quedo?¿Me levanto o sigo durmiendo? ¿Cogió el coche o fue andando?¿Comió la manzana o la tiró a la basura?...
Registrar en el cuerpo las sensaciones, pasar por el cuerpo la vida para poder contarla. Vivir es contar, y no podemos escapar de ello como tampoco podemos hacerlo de la literatura.
De vuelta, paisaje en blanco, ducha caliente y jersey azul. En la cabeza, el análisis sintáctico y moforlógico, y dictados de media hora. Voy a echar de menos el "lomonaco" de mi prima y sus historias de maestra.
Y me quedo con una frase que decía Chesterton: "No hay nada más realista que los cuentos".
Con esa frase en mi cabeza me fui a Aranjuez para bucear por ese mundo de misterio, mentiras verosímiles y verdades a medias con José Campanari y los compañeros de 100% de cuento. En el laboratorio se experimenta para saber elegir. Probar sin pensar; contar, comer, decidir. ¿Carne o pescado?¿Fruta o yogur?¿Té o café? ¿Salgo o me quedo?¿Me levanto o sigo durmiendo? ¿Cogió el coche o fue andando?¿Comió la manzana o la tiró a la basura?...
Registrar en el cuerpo las sensaciones, pasar por el cuerpo la vida para poder contarla. Vivir es contar, y no podemos escapar de ello como tampoco podemos hacerlo de la literatura.
De vuelta, paisaje en blanco, ducha caliente y jersey azul. En la cabeza, el análisis sintáctico y moforlógico, y dictados de media hora. Voy a echar de menos el "lomonaco" de mi prima y sus historias de maestra.
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