El otro día oí una historia de Peñaranda. Es un antigua leyenda sobre un crimen. Sucedió a finales del siglo XIX. Ricardo, el "Coquiles" casado con Saturnina, "la Cuca", padre de seis hijos, acompañado por otros dos jóvenes robó en la casa del amo para el que trabajaba como picapedrero de ferricarril. En el hurto mataron a la sirvienta y a la misma mujer del amo.
Pronto los arrestaron y les juzgaron en Salamanca. Fue muy conocido el juicio porque fue el primero con jurado popular. Los delincuentes fueron condenados a garrote vil. La ejecución tuvo lugar en Peñaranda ante 10.000 personas.
Esta historia la relató años más tarde Eugenio Noel en un libro titulado "Las siete cucas. Una mancebía en Castilla". Parece ser que después de la condena, el pueblo entero negó la palabra y la misericordia a la viuda y a las hijas del Cuquiles. Las echaron del pueblo, se aprovecharon de ellas... Vejadas y desesperadas, madre e hijas, montaron un burdel (mancebía) a las afueras y allí pudieron vengarse de todos aquellos que las repudiaron en su día, ya que todos acudían al prostíbulo siendo objeto de habladurías y chismes.
Mucha gente mayor todavía recuerda cómo de pequeños en lugar de decirles "duérmete que viene el Coco, les decían duérmete que viene el Cuquiles".
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