Todo comenzó el 4 de marzo con el carnaval de Pego disfrazada de tirolesa rubia para empezar el año con humor. Continuó en el IES Sánchez Albornoz donde me rodeé de los elementos para contar historias de brujas y amores. Los chavales me enseñaron qué es la música poky, su manera de ver el mundo y sobre todo a saber un poco más de este arte de contar historias.
Cuenca me recibió con lluvia y una excelente dorada, dos contadas preciosas (entre ellas el estreno oficial de Cicatrices), vino y pinchos en La Bodeguilla de Basilio recordando historias manchegas con Mila y una borrachera sorpresa hasta las tantas. De vuelta a casa, paradita en Madrid. Una tarde de cine (Chico & Rita) y cena con amigos y foudue de chocolate...
El domingo, comida con amigos abulenses. De regalo de cumpleaños: una rosa, una nueva ruta por la orilla del río, unas pizzas para cenar y una película, La vida es silbar.
Para celebrar Sant Patrick's day, me fui a Logroño a escuchar cuentos y a pasear con amigos por la calle del Laurel. Al día siguiente, limpié mis zapatos y me aclaré la garganta para poner rumbo a Elciego. Allí me encontré con José Ángel, bibliotecario ejemplar y excelente anfitrión. En el colegio, disfruté de lo lindo con los niños entre pollos, caracoles, ratones, estrellas y brujas. También me encontré una paisaje espectacular con montaña al fondo que parecía que estuviera pintada, las famosas bodegas de Marqués de Riscal y el mirador desde el cual se asomaron Brad Pitt y Angelina Jolie, que está justo al lado del cementerio.
Por la tarde, después de la primera cata de vino en la biblioteca, estupenda charla "Vivir en un mundo digital" o cómo la tecnología nos hace vivir más felices, con José Antonio Merlo como maestro de ceremonias. Beatriz, Noemí, Jordi e Ibon nos hablaron sobre las redes sociales, desde cómo salvaguardar la privacidad a proyectos que se están realizando a través de ellas pasando por una emocionante historia sobre cómo por un blog, una familia pudo hacer realidad el deseo de saber dónde estaban los restos de un naufragio ocurrido 44 años atrás y con ellos, los de sus abuelos.
Después de pasar un fin de semana inolvidable en la tercera bibliocata, me traigo aromas a plátano, a frambuesa, a madera de roble francés, a buñuelos de viento. Me acompañan en el viaje de vuelta la imagen de la luna saliendo en Briones, naranja y llena. Ojos brillantes. El sabor de divertidas charlas. Comidas suculentas regadas de buen vino riojano. Paseos por majuelos... y un poco más de vino. El impresionante Museo de la Cultura del Vino de la Dinastía Vivanco con su colección de miles de sacacorchos, cuadros del siglo XVI con niños desnudos y embriagados de vino... y más vino. Una mancha violeta, un poco de blanco para quitarla, una boda anunciada, risas, y más vino. La expectación con la que escuchamos a nuestros compañeros recomendar lecturas en Radio Vitoria. Laguardia con su iglesia de verano y la de invierno, que se miran desde los extremos opuestos de la misma calle: Santa María y San Juan, como una historia de amor imposibles. Ella, el invierno, él el verano. Ella, llena en Navidad, él para Semana Santa. Ella con doble entrada por su pórtico policromado, él con una única entrada.
Ahora mi bolso contiene una nueva libreta con un boli enganchado en una goma, un puzzle y un lápiz nuevo.
Y, como al final nos volvimos sin probar el flan de postre, no me queda otro remedio que estrenar el AVE a Valencia para tomarlo hecho por mi madre y del que haré la pertinente foto para que comprueben con sus propios ojos la exquisitez que me espera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario