Septiembre, mes de principios. Comienza el cole, la vuelta al trabajo, al hogar, a la rutina. Fin del verano, fin de la fiesta.
El mes de la vendimia. En el que todos regresan a sus hogares y uno estira un poco más el verano y se queda en el pueblo para vendimiar porque el instituto empieza en octubre. Miro hacia atrás y me observo como una privilegiada. Un mes más de vacaciones a pesar o gracias a la vendimia. Esa fiesta que te destroza las lumbares, en la que trabajas de sol a sol y después unas cañas y unos bailes y casi sin dormir de vuelta al tajo. Y en la siesta recuerdas la noche y maldices ese cubata de más. Risas y juegos. Un corte con las tijeras, un avispa que pica, una liebre en el campo...
Y pasas septiembre subida a un remolque lleno de pacas, comes en la merendera y llevas los chubasqueros por si acaso.
Y vuelves a la ciudad en octubre luciendo moreno de campo con un montón de dinero en el bolsillo para comprarte los libros, la ropa y algunos caprichos. Hablas de rastras, sarmientos, cepas y majuelos. Te divierte recordar a los amigos pero nadie te entiende. Esa manera de hablar tan rara...
3 comentarios:
Por ese mes de septiembre en el que todo pasa de repente, en el que todavía podemos ir a ver a la Trini y sentarnos en la mesa junto a la farola viendo a todo el pueblo pasar.
¡Hola! Septiembre. Mes de cambios. Mes de principios y finales. ¡¡Un mes complicado!! Un abrazo. Carla
ja ja ja ... Tati, ¿cómo puedes acordarte de tantos datos? me meo, eres un genio de las historias.
Cuqui
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