Esta mañana he ido a Salamanca a un herbolario que encontré en la web, para comprar algunas cosas raras que me gusta comer. Como no tenían lo que buscaba me han recomendado otro sitio.
Así que allí me he dirigido. Por fin he encontrado un herbolario donde tienen mucha comida. Cuando he preguntado por jengibre fresco, Queti, la dueña del herbolario, me ha indicado una frutería, nada más ni nada menos que en la avenida de Italia, donde suelen tener. Hasta aquí nada tiene que ver con el título del post, porque realmente sí que buscaba todo lo que he ido encontrando. Sin embargo, en la frutería Italia... allí estaban, relucientes, verdes, jugosas. luciendo su esplendor junto a calabazas y manzanas.. Unas magníficas habas. Se me han puesto los pelos de punta y sólo he podido decir "¡tienes haaabaaas!". María, la frutera, que es gallega, me ha explicado que lleva dos años en Salamanca, pero que ha vivido 17 años en Cataluña y por eso todavía tienen algunas rarezas que por aquí no se ven demasiado. Me he acordado de lo que me gustaba de pequeña pelarlas y comerlas crudas. Hemos hablado de arroz con habas, de que a la col aquí la llaman repollo, que a la zanahoria se le dice pastanaga en catalán o a la berengena, albergina.
Me he ido a casa más contenta que un ocho y no me ha importado la multa por no pagar la zona azul. Para celebrarlo me he echo una sopa de pescado con una receta dominicana que nada tiene que ver con la receta, pero me ha inspirado mucho y me ha salido buenísima.
Me he dado cuenta que con los cuentos soy igual. Nunca he sido capaz de reproducir un cuento tal cual me lo he encontrado. Suelo meter ingredientes propios, experimento si digo esto o aquello. Si un día me falta algo, lo sustituyo por otra cosa... Cocinar y contar, todo es empezar.